Autor: Marguerite Duras
Título original: L'Amant
ISBN: 978-84-8383-572-2
Género: Literatura contemporánea
Editorial: Tusquets
Fecha publicación: 1984
Fecha edición: 2010
Páginas: 155
Sinopsis:
El amante, Premio Goncourt en 1984 y llevada al cine en 1992, esta novela autobiográfica narra, con la intensidad del deseo, la historia de amor entre una adolescente de quince años y un acaudalado comerciante chino de veintiséis, que se desarrolla en los escenarios coloniales de Indochina. Esa jovencita, bellísima pero pobre, no es otra que la propia Marguerite Duras, quien rememora no sólo su singular vivencia sino también las apasionadas y tensas relaciones que desgarraron a su familia y que, prematuramente, grabaron en su rostro los implacables surcos de la madurez.
Fragmentos;
Muy pronto en mi vida fue demasiado tarde. A los dieciocho años ya era demasiado tarde. Entre los dieciocho y los veinticinco mi rostro emprendió un camino imprevisto. A los dieciocho años envejecí. No sé si a todo el mundo le ocurre lo mismo, nunca lo he preguntado. Creo que me han hablado de ese empujón del tiempo que a veces nos alcanza al trasponer los años más jóvenes, más gloriosos de la vida. Ese envejecimiento fue brutal. Vi cómo se apoderaba de mis rasgos uno a uno, cómo cambiaba la relación que había entre ellos, cómo agrandaba los ojos, cómo hacia la mirada más triste, la boca más definitiva, cómo grababa la frente con grietas profundas. En lugar de horrorizarme seguí la evolución de ese envejecimiento con el interés que me hubiera tomado, por ejemplo, por el desarrollo de una lectura. Sabía, también, que no me equivocaba, que un día aminoraría y emprendería su curso normal. Quienes me conocieron a los diecisiete años, quedaron impresionados al volverme a ver, dos años después, a los diecinueve. He conservado aquel nuevo rostro. Ha sido mi rostro. Ha envejecido más, por supuesto, pero relativamente menos de lo que hubiera debido. Tengo un rostro lacerado por arrugas secas, la piel resquebrajada. No se ha deshecho como algunos rostros de rasgos finos, ha conservado los mismo contornos, pero la materia está destruida. Tengo un rostro destruido.
. . .
Tengo quince años y medio, en ese país las estaciones no existen, vivimos en una estación única, cálida, monótona, nos hallamos enla larga zona cálida de la tierra, no hay primavera, no hay renovación.
. . .
(...) Le pregunto si es normal estar tan tristes como estamos. Dice que es debido a que hemos hecho el amor durante el día, en el momento álgido del calor. Dice que después siempre es terrible. Sonríe. Dice: tanto si se ama como si no se ama, siempre es terrible. Dice que pasará con la noche, tan pronto como llegue la noche. Digo que no sólo es debido a haberlo hecho durante el día, que se equivoca, que estoy inmersa en una tristeza que ya esperaba y que sólo procede de mí. Que siempre he sido triste. Que también precibo esa tristeza en las fotos en las que aparezco siendo niña. Que hoy esta tristeza, aún reconociendo que se trata de la misma que siempre he sentido, se me parece tanto que casi podría darle mi nombre.
. . .
La historia de mi vida no existe. Eso no existe. Nunca hay centro, ni camino, ni línea. Hay vastos pasajes donde se insinúa que alguien hubo, no es cierto, no hubo nadie.
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Novela autobiográfica, reza la contraportada, pero El Amante es, a mi modo de ver, más una radiografía del alma, una exploración profunda y conjunta y casi en susurros de un modo de sentir.
El germen de la historia, el principio y el fin podría ser una frase de la propia Marguerite; "Yo soy una escritora, no vale la pena decir nada más". Y no lo vale. Yo, habiendo leído únicamente esta obra suya no podría rebatirlo. Sus palabras, incrustadas en frases cortas, sencillas y directas, encarnan el deseo, la rabia, la frustración... se arrugan a la misma velocidad que las arrugas que surcaron su rostro a una edad demasiado temprana y que a su vez debieron arrugar algo más profundo e interno...
Parece que Marguerite, al contarnos su historia quisiera llevar a cabo un proceso de liberación. Una liberación que también debió experimentar durante lo acontecido en la historia de Su Amante: la emancipación del cuerpo ante la opresión de los estereotipos...
La angustia de y por la vida busca por donde huir, por donde salir, entonces, las piernas se abren y el odio, la rabia, el hermano, la muerte... y hasta el miedo se derraman y todo fluye como el río y la herida parece confundirse con el paisaje y se vuelve placentera, confortable... - "El río fluye sordamente, no hace ningún ruido, la sangre en el cuerpo. Fuera
del agua no hace viento....... Alrededor del transbordador, el río llega a ras
de borda, sus aguas en movimiento atraviesan las aguas estancadas de los
arrozales, no se mezclan...... Arrastra todo lo que le sale al paso, chozas de
paja, selvas, incendios extinguidos, pájaros muertos, perros muertos, tigres,
búfalos ahogados, hombres ahogados, cebos, islas de jacintos de agua aglutinada,
todo va hacia el Pacífico, nada tiene tiempo de hundirse, todo es arrastrado por
la tempestad profunda y vertiginosa de la corriente interior, todo queda en
suspenso en la superficie de la fuerza del río".- dice otro de los fragmentos.
Y es que el amor y el odio tienen algo en común, ambos pueden causar placer.
Porque creemos que lo que estamos leyendo es a una niña que hace el amor con un chino y en ese momento desconocemos que ese acto es tan solo la excusa, es una máscara para narrar la soledad de las almas, la situación de una nación...
Toda la historia está llena de excusas;
La madre, no es la madre, parece más bien ser el reflejo de la patria (la madre patria, delicada y protectora con los que cree "suyos", cruel y malvada con los "rechazados").
El río no es el río, por él navega el tiempo, más que el agua, el tiempo en el que se ama, se odia, se vive, se muere y a veces... hasta se olvida.
Las palabras son sólo palabras si hay quien las reviva, si hay alguien capaz de despertar del mutismo.
Las palabras en El Amante son también una excusa para desvelar los sentimientos que cada uno de nosotros puede albergar...
Y al cerrar el libro sientes que nada es nuevo, que Saigón (y el río) parecen estar a la vuelta de la esquina, que todos somos un poco amarillos, que a veces naufragamos en nuestro río interno y otras veces somos capaces de expulsar sus aguas y convertir ese agua dulce en saladas lágrimas...
Y que hay frases que encogen un poco el alma; "Muy pronto en mi fue demasiado tarde".
Mi voto: 8
Cine;
-El amante (1992-Francia) Jean-Jacques Annaud
Espectacular reseña. Duras renegó de la película de Annaud, que para mi gusto no está mal, pero sin duda no enfatiza tal cantidad de aspectos de los que hablas en tu comentario. En la lista de pendientes tenía el libro, en la lista de pendientes lo mantengo. espero que en corto plazo.
ResponderEliminarYo no he visto la película, en mi lista de pendientes está.
EliminarSeguro que el libro no te disgusta, no le hagas esperar demasiado.