Algunos libros son leídos, otros devorados, poquísimos masticados y digeridos.
(Francis Bacon)

jueves, 7 de febrero de 2013

Rompepistas

Autor: Kiko Amat
ISBN: 9788433923950
Género: Narrativa
Editoria: Anagrama
Fecha edición: 2009
Páginas: 313
 
Sinopsis:
Corre el verano de 1987, y suenan Madonna y George Michael. Sólo que no en la vida de Rompepistas. Para él, un punk miope y desgarbado de diecisiete años nacido en el extrarradio de Barcelona, los únicos que importan son Generation X, los Clash, los Jam y su propio grupo Las Duelistas. Las horas se aceleran al lado de sus mejores amigos: Carnaval, el batería gordito, Clareana, su exnovia, y el Chopped, cabecilla de los Skinheads por la Paz. Son los chicos con botas, con las almas rotas y la ropa descosida, sin modales y sin futuro, sin nada que perder. Y el universo de Rompepistas parece a punto de estallar: acaba de empezar una guerra sangrienta con una banda del pueblo de al lado, sus padres están a punto de separarse, Clareana le odia cada día más, Carnaval no le habla y el Chopped está perdiendo la cabeza. Llena de patadas y puñetazos, punk rock y reggae, victorias pírricas, curas malvados y el desespero callado del cinturón industrial barcelonés, Rompepistas es una emocionante novela de iniciación que narra con intensidad y gran sentido del humor el paso de la adolescencia a la primera juventud. Escrita con profunda sensibilidad y ritmo, y con la exacta mezcla de misantropía e ingenuidad de aquel Holden Caufield que sedujo a miles de lectores, Rompepistas explora la amistad y la culpa, los lazos de sangre, las promesas rotas y la redención del baile, y desgrana los miedos y avatares de la pérdida de la inocencia.
 
Fragmentos:
 
Es curioso de lo que te acuerdas con el tiempo, pero también de lo que te olvidas. En aquella otra época en la que yo no era quien soy hoy, me llamaban de otra manera. No he pensado en el nombre que utilizaba entonces en mucho tiempo; de algún modo me las arreglé para perderlo, tirarlo a la papelera, meterlo en una chaqueta que no quería volver a ponerme. Perdí mi nombre sin saber cómo, sin darme cuenta, y no me importaba hasta hoy, que me ha vuelto a importar.
...
En el colegio de curas era obligatorio pertenecer al coro. En el colegio de curas te obligaban a todo, el catolicismo no se montó para ir por ahí sugiriendo cosas o pidiéndolas por favor, qué pérdida de tiempo si puedes pasarles a golpes de tizona, pero a lo que no nos podían obligar era a que nos gustara.
Eses agujero de odio, ese pozo de rabia, estaba ahí dentro, almacenando como una joroba de agravios, almacenando, y ahí los curas no podían meter las manos. En nuestro depósito.
Mirad: Carnaval y yo, los dos allí, noviembre de 1983, ensayos para la misa del gallo, tercera fila del primer grupo, el grupo de las voces agudas, aún no teníamos sietes en las camisetas pero los descosidos en el alma estaban al caer, los golpes aquí siempre empiezan temprano, está visto, y los dos con los pies en el acantilado de morirnos de risa, siempre.
Una risa que equivalía a una sentencia de muerte...
...
Voy a entonar mi Confiteor. Mi Confiteor Axiomático.
Ya he mirado en el diccionario lo que quería decir axiomático: "Incontrovertible. Evidente." Éste es mi Confiteor Evidente. Voy a confesar que he arruinado dos vidas, y me importaba un pito hasta que me di cuenta de que una de ellas era la mía. Voy a confesar la locura que hice, y fue una locura que ni hice a lo loco. Incluso en mi locura hay un método. Lo que pasa es que no se ve así, a simple vista; hay que fijarse.
Esto es lo que pasó con Clareana. La calamidad que causé. La calamidad que causo.
Resumiendo, es así;
Lo que le pasó a Clareana es esto: yo.
Yo le pasé.
Y ella me pasó a mí, así que estamos en paz. ¿No?
No.
Vale, ahora sin resumir.
(...)
...
(...)Pienso en la pregunta de mi madre.
¿Por qué hacemos esto?
Creo que todo lo que hacemos lo hacemos porque es lo más se acerca a continuar siendo niños. Porque ninguno de nosotros podía aceptar que lo de ser niños se había terminado, y queríamos seguir jugando. Queríamos disfraces y aventuras y fantasía y romance. Y esto era un sustitutivo decente: las chapas de hojalata, y el llavero dringui-li-drong, las canciones escandalosas, la ropa rasgada, los empujones por las esquinas, los cabellos de colores y el grupo. La panda. Los cuatro. Los Cuatro y el Misterio de las Duelistas. Tom Sawyer y Huckleberry Finn: Carnaval y yo, los dos allí, Dos Años de Vacaciones en nuestra propia miseria.
¿No es eso la adolescencia, después de todo? Un estiramiento inhumano y antinatural y dañino de la niñez. Un disparar los últimos cartuchos antes de ingresar en la vejez. Sólo que algunos cabezotas nos encariñamos con ella y, terminados los cartuchos, cargamos con la bayoneta, y luego, cuando ésta se rompió, fuimos a la carga con la culata, y luego con las manos, y luego con el culo y luego con los dientes. Con lo que hiciera falta. Sin aceptar la derrota, estúpidamente...
...
 
 
Aunque pueda parecer (y quizá lo sea) un libro que se disfrutaría más leyendo a una edad algo más temprana que la mía, la verdad es que yo lo he disfrutado, la verdad es que ha sido una agradable sorpresa conocer a Rompepistas "el Primer Niño Melancólico del mundo" (que le decía su madre), a Clareana, a Carnaval...y al resto de los chicos con botas..
Rompepistas es un viaje al pasado, pero a un pasado interior...y es que "el Primer Niño Melancólico del mundo" me contagió esa melancolía...al cerrar la última página regresó a mí la niñez...más que la niñez, ese complejo paso al que llaman adolescencia. Esas promesas, como dice la canción de The Clash "Promises, promises", canción favorita del protagonista (¿te acuerdas de las promesas?)... esas calles que han cambiado tanto...pero siguen siendo las mismas... esos amigos que ya no están..y esos otros que siguen estando...
Un libro irónico, fresco, ágil...en el que a modo de diario, este "Peter Punk" nos narra sus problemas durante aquel verano del 87(obviamente, unos más serios que otros) . Nos habla del perdón, de la amistad, del miedo a crecer, de las promesas sin cumplir, de una difícil relación paterno-filial, del no haber sido lo que se esperaba de nosotros,del querer haber sido...y no ser.

Un libro con banda sonora..."Kiko Amat , escritor accidental, periodista cultural sin carrera, anglófilo militante y apasionado fan del pop"(reza la contraportada).. que viene en la última página, con algunas canciones dignas (otras algo menos) de repasar..

Nunca menciona Rompepistas su "nombre normal"... y yo he llegado a pensar que aunque no sea una novela autobiográfica, Rompepistas...bien podría haberse llamado Kiko.

"Hubo una época en que yo no era quién soy"
Con esta frase comienza el libro...y al final, uno se pregunta ¿y yo?¿sigo siendo quién fui?¿queda algo de mí de aquellos años?... (lo dicho, que los chicos con botas, bolsillos vacíos y cojones llenos, y... esas canciones...despertaron mi melancolía).
Una versión moderna y personal... del cuento de Peter Pan.
 
Mi voto: 7
 



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