Algunos libros son leídos, otros devorados, poquísimos masticados y digeridos.
(Francis Bacon)

miércoles, 20 de marzo de 2013

Los Topos - J. Torbado/M. Leguineche (1)

Autor: Jesús Torbado, Manuel Leguineche
                                                       ISBN/ASIN: 9788493832704
                                                              Género: No ficción
                                                           Editorial: Capitán Swing
                                                         Fecha de publicación: 1977
                                                            Fecha de edición: 2010
                                                          Número de páginas: 648
 
Sinopsis;
Los libros de historia dicen que la Guerra Civil española concluyó en 1939. Pero, tras el último parte de guerra, muchos combatientes, cargos públicos y simpatizantes del legítimo gobierno republicano se vieron obligados a huir de la represión franquista y esconderse como topos .

A finales de los años sesenta, tras el decreto de amnistía concedido por el dictador, los topos salieron, como hongos después de la lluvia, del agujero donde habían vivido escondidos, todavía con el temor a las represalias.

En ocho años de investigación, los autores de Los Topos siguieron pistas, recibieron portazos, amenazas de muerte, etc. Todo para conseguir los estremecedores testimonios de quienes fueron perseguidos por un enemigo invisible que los enterró en vida.

Sus testimonios hablan de la experiencia de su cautiverio, pero también hablan de los otros desaparecidos que no pudieron contar su propia historia, y del gran sacrificio colectivo que marcó sus vidas y las de sus familiares.


 
Fragmentos;.
1. Vivos de cuerpo presente.
Juan y Manuel Hidalgo España. (Benaque, Málaga) 28 años escondidos.
 
Habla Manuel;
Nos presentamos en Marbella el 28 de diciembre de 1966. [...]Estuvimos allí hasta el 15 de agosto. Nos mandaron quedarnos allí hasta que volvieran los papeles de Madrid. En el juzgado nos hacían preguntas, de cómo habíamos vivido, de todo lo que había pasado. Cada quince días teníamos que presentarnos en el cuartel de la Guardia Civil. Juan no podía trabajar porque estaba ciego; se tuvo que operar de la vista.
Nosotros vivíamos en el hospital, yo estaba tan grueso que no podía andar. Estaba blanco como la cal. A los primeros días de darme el sol me pelé del todo. A los quince días de estar en el hospital me puse a trabajar.
[...] A los ocho meses volvimos al pueblo. Todo el pueblo vino a verme, muy contento. Todo el mundo decía que el mérito había sido más de ellas (nuestras mujeres) que de nosotros, y es verdad. Mi mujer tenía un pelo larguísimo, larguísimo. En Marbella se lo cortó y se lo ofreció a la Virgen del Carmen, por una promesa que había hecho.
 
Habla Juan;
Todo esto es como un cuento que ha acabdo bien. Dios da la llaga y también la medicina, ya lo ve usted. Ya he contado todo el repertorio, hasta lo que no quería contar. [...]Ahora sólo quiero trabajar. [...]En Marbella nos dijeron que se estaba arreglando para darnos una paga a los mutilados del otro lado, pero no sé. Yo no me he atrevido a pedirla. Ya ve; manco, ciego y con la edad... Todo se me resiente. [...]Lo que yo no quisiera era escuchar más de la guerra. Ni la palabra. Fue mucho lo que se sufrió, mucho lo que padecimos. Yo he pasado veintinueve años de guerra.
 
2. El anarquista solitario.
Manuel Serrano Ruíz. (Almodóvar del Campo, Ciudad Real) 13 años escondido.
 
Quizá únicamente dos personas de las trece mil que viven en Almodóvar del Campo, recuerdan la historia, algunos fragmentos de la historia de Manuel Serrano Ruíz: su hermana Esperanza y su cuñado José Antonio. Ni siquiera los guardias civiles del cuartel próximo a la casa del matrimonio tienen noticias de que Manuel "El Cojo", haya existido. En el pueblo, por lo demás, no sólo se ha olvidado su nombre, sino incluso los hechos a los que va ligado. Los amigos que tuvo murieron hace muchos años. Sus enemigos han ido muriendo después, poco a poco. Él mismo murió también, olvidado por todos y tuberculoso, en Pascua de 1977, recogido en un sanatorio de Albacete.
 
3. El desertor.
Antonio Urbina. (Santo Domingo de la alzada, Rioja) 10 años huído y oculto.
 
Antonio Urbina iba con la cabeza gacha escoltado por dos guardias civiles. Escuchó llorar a Consuelo. Los curiosos se apostaron rápidamente a lo largo de la muralla dePedro el Cruel para ver pasar a Antonio y a la pareja de guardias. Consuelo, la mujer del detenido, se enjugó las lágrimas con el delantal.
"Éste ya no ve más las tejas de Santo Domingo", comentó alguien.
 
4. Las once hermanas.
Pedro Perdomo. (Las Palmas) 33 años escondido.
 
"No trate de acercarse a la Sima  y mucho menos si va con una cámara al hombro -escribe la periodista Inmaculada Gómez Mardones en el verano de 1977-. La gente de los pueblos próximos se esconderá a su paso o se encerrará en su casa echando los pestillos. Nadie se atreve, cuarenta años después, a contar nada; cómo buscaban a los republicanos por las casas para llevarlos a la sima y hacerlos desaparecer, arrojándolos vivos a su profundidad inmensa. Y no había habido guerra, porque el levantamiento fue incruento."
...
Habla Antonia (una de las once hermanas de Pedro);
Pedro se escondió el mismo día 18 de julio por la mañana. Un periódico ponía que daban dos mil pesetas al que dijera dónde estaba y eso era mucho dinero. [...] Entonces un vecino que se llamaba Esteban Roca vino a pedirme dinero y lo vio y se lo dijo a los falanges, pero cuando vinieron mi hermano ya no estaba en este sitio.
[...]Una vez se miró en un espejo y cayó como muerto de verse tan delgado y tan blanco. Otra vez casi se muere y decía que qué iba a pasar cuando tuviéramos que enterrarlo. Siempre estuvo muy malo.
...
Un año más tarde, Pedro todavía tiene miedo. No ha encontrado trabajo y su salud es precaria. Se niega rotundamente ha hablar de su pasado. Las hermanas han ido muriendo y él cambiando de sitio y de soledad.
Su vista es muy débil, a veces se le va la cabeza, no recuerda dónde está o que gente le rodea. Insiste en una sóla obsesión: buscar un trabajo para compensar los gastos que generó durante sus años escondido de sus dos hermanas vivas.
...
Pedro murió en el invierno de 1975 de un colapso respiratorio. No había conseguido trabajo.
 
5. Miguelico "Perdiz", el furtivo.
Miguel Villarejo. (Bailén, Jaén) 30 años oculto.
 
Lo que pasó conmigo le trastornó (a mi padre), como trastornó a dos de mis cuatro hijos, Luis y Miguel.
Mis hijos me querían muchísimo, son buenos y sensibles, pero de mi situación y de los sustos les sobrevinieron las enfermedades, los males que yo nunca quise para ellos. Hace poco estuvieron en Córdoba a ver un médico de la cabeza, un psiquiatra, el doctor Castilla del Pino, que se interesó por su caso. Ellos han sufrido más de la cuenta.
También mi padre cayó malo, cayó malo hasta que hincó la cabeza, dos años después de entrar Franco. Mientras tanto, no los habían dejado tranquilos. Mi hermano Manuel pasó unos años en la prisión provincial de Jaén y mi esposa, Catalina Ranger, fue condenada a seis años y un día.
El juez de La Carolina preguntó a mi padre cuando le tomaron declaración:
-Sabemos que mantiene contactos con su hijo en la sierra. ¿Por qué no confiesa dónde se halla escondido?
Mi padre replicó:
-¿Diría usted el paradero de su hijo sabiendo que lo van a matar? Si lo confesara sería mal padre, igual que si se lo hago saber ahora. Si soy personalmente responsable de algo, aquí me tienen, pero yo no he criado a un hijo para que me lo maten.
...
 
 
 
 
 
 
 

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