Algunos libros son leídos, otros devorados, poquísimos masticados y digeridos.
(Francis Bacon)

martes, 20 de noviembre de 2012

La balada del café triste - Carson McCullers

Autor: Carson McCullers
ISBN: 9788432248276 
Género: Narrativa
Editorial: Seix Barral
Fecha publicación: 1951
Fecha edición: 2011
Númro de páginas: 160
(Relatos)
 
 
Sinopsis;
Bajo el título de uno de ellos, La balada del café triste, se agrupan en este libro varios de los relatos más significativos de la singular y sutil narrativa de Carson McCullers, que han accedido ya a la consideración de clásicos de la moderna literatura norteamericana y constituyen incursiones en la silenciosa, secreta y sagrada intimidad del alma de sus personajes. Narrados con un prodigioso sentido de la construcción, los relatos de Carson McCullers alcanzan una resonancia interior que va mucho más allá de su sencilla y directa observación de la realidad. El mundo punzante, desesperanzado y profundamente poético de Carson McCullers constituye, en palabras de Edith Sitwell el legado de «una escritora trascendental».
 
 
Fragmentos;
 " Ante todo, el amor es una experiencia compartida por dos personas, pero esto no quiere decir que la experiencia sea la misma para las dos personas interesadas. Hay el amante y el amado, pero estos dos proceden de regiones distintas. Muchas veces la persona amada es sólo un estímulo para todo el amor dormido que se ha ido acumulando desde hace tiempo en el corazón del amante. Y de un modo u otro todo amante lo sabe. Siente en su alma que su amor es algo solitario. Conoce una nueva y extraña soledad, y este conocimiento le hace sufrir. Así que el amante apenas puede hacer una cosa: cobijar su amor en su corazón lo mejor posible; debe crearse un mundo interior completamente nuevo, un mundo intenso y extraño, completo en sí mismo. Y hay que añadir que este amante no tiene que ser necesariamente un joven que esté ahorrando para comprar un anillo de boda: este amante puede ser hombre, mujer, niño; en efecto, cualquier criatura humana sobre esta tierra. Pues bien, el amado también puede pertenecer a cualquier categoría. La persona más estrafalaria puede ser un estímulo para el amor. Un hombre puede ser un bisabuelo chocho y seguir amando a una muchacha desconocida que vio una tarde en las calles de Cheehaw dos décadas atrás. Un predicador puede amar a una mujer de la vida. El amado puede ser traicionero, astuto o tener malas costumbres. Sí, y el amante puede verlo tan claramente como los demás, pero sin que ello afecte en absoluto la evolución de su amor. La persona más mediocre puede ser objeto de un amor turbulento, extravagante y hermoso como los lirios venenosos de la ciénaga. Un buen hombre puede ser el estímulo para un amor violento y degradado, y un loco tartamudo puede despertar en el alma de alguien un cariño tierno y sencillo. Por lo tanto, el valor y la calidad del amor están determinados únicamente por el propio amante. Por este motivo, la mayoría de nosotros preferimos amar que ser amados. Casi todo el mundo quiere ser el amante. Y la verdad a secas es que de un modo profundamente secreto, la condición de ser amado es, para muchos, intolerable. El amado teme y odia al amante, y con toda la razón. Pues el amante está tratando continuamente de desnudar al amado. El amante implora cualquier posible relación con el amado, incluso si esta experiencia sólo puede causarle dolor."
...
 La verdadera historia de amor es la que tiene lugar en el corazón de los amantes, y ésta nadie sino ellos pueden llegar a conocerla. El amor en todo caso es una experiencia en la que siempre conviven lo cómico y lo sublime. "
...
"Cuando se ha vivido alguna vez con otra persona, es un tormento tener que vivir solos. El silencio de una habitación donde arde el fuego, cuando de pronto se para el tictac del reloj; las sombras obsesionantes de una casa vacía... es preferible caer en manos de nuestro peor enemigo que enfrentarnos con el terror de vivir a solas"
...
"Siempre había un montón de gente esperando junto a un molino; pero en las casas no tenían casi nunca carne suficiente, ni vestidos, ni tocino. La vida llegaba a convertirse en una larga y turbia rebatiña, sólo para conseguir lo necesario para mantenerse vivos. Lo más desconcertante es que todas las cosas útiles tienen un precio y se compran sólo con dinero, y que así es como está organizado el mundo. Sin tener que pararse a pensar, ya sabe uno cuál es el precio de una bala de algodón o de un cuartillo de melaza. Pero a la vida de un hombre no se le ha puesto precio: nos la dan de balde y nos la quitan sin pagárnosla. ¿Qué valor puede tener? Si se pone uno a considerar, hay momentos en que parece que la vida tiene muy poco valor, o que no tiene ninguno. Cuántas veces, después de haber estado uno sudando, y esforzándose, y las cosas no se le arreglan, se le mete a uno en el fondo del alma el sentimiento de que no vale gran cosa."
 
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Advertencia: Cuento más de lo que debería leer quien no haya leído el libro.
  
 
(Y no sigo poniendo fragmentos...porque casi podría colgar el relato completo)
 
Y es que, a pesar de su brevedad, habría mucho que destacar en esta pequeña gran obra.
La protagonista principal, Miss Amelia, es un personaje fascinante, una mujer extraña, pero mujer, al fin y al cabo, y pese a su apariencia (y no me estoy refiriendo a la física), humana.
Con todo lo que conlleva el ser humano...y el ser mujer..
 Y esta mujer extraña (y humana) se enamoró (perdidamente)...y se fué a enamorar de un hombre extraño y....¿humano?(y no me estoy refiriendo únicamente a su apariencia física), porque el Primo Lymon (ese oscuro objeto del deseo de Miss Amelia), estaba lleno de atributos; enano, feo, jorobado, llorica (entre otros), pero era de esa clase de personas, como dice otro de los fragmentos;
"Existe un tipo de personas que tienen algo que las distingue de los mortales corrientes; son personas que poseen ese instinto que solamente suele darse en los niños muy pequeños: el instinto de establecer un contacto inmediato y vital entre ellos y el resto del mundo. El jorobado era, sin duda alguna, de este tipo de seres."
Y de ese ser debió enamorarse ella, hasta el punto de regalarle las piedras que le extrajeron de un cálculo renal. ¿Gracioso? ¿Extraño?
Toda una prueba de amor, porque para Miss Amelia, orgullosa y fuerte donde las haya, esas piedras vienen a ser una alegoría del "supremo dolor", diríase que aquellas piedrecitas insignificantes eran lo único en la vida que hasta el momento la hubieran hecho sufrir.
Pero aquel sufrimiento no iba a ser nada comparado con lo que le esperaba, pues aquel dolor, por insoportable que fuera, no dejaba de ser un dolor físico...
Porque ni con aquella prueba de amor sublime, consiguió Miss Amelia la más mínima lealtad de ese extraño ser del que se enamoró...
 
La autora nos hace partícipes mientras avanzamos en la narración de los hechos en las transformaciones de Miss Amelia, visible en dos partes; al enamorarse, la protagonista cambia su cerrado corazón de mujer solitaria y lo va abriendo casi simultáneamente mientras vuelve a abrir y darle vida al café...la vamos viendo más sociable; y al ser humillada y abandonada, la escena de la lucha entre Miss Amelia y su ex marido, Marvin,  con el que estuvo casada sólo diez días (del cuál también vemos su transformación al enamorarse), resulta, además de absurda (en términos literarios), bochornosa (en términos "vitales") para ella. Como bochornosa resulta ser también la cobarde actitud del pueblo, espectador impasible de la nueva transformación de Miss Amelia, que, además de colgar el cartel de "cerrado" en su ya triste café, lo cuelga de su de nuevo triste corazón...
 
Y es que el amor lo puede todo... puede oprimirnos, esclavizarnos, idiotizarnos, anularnos... pero también puede elevarnos a la cima más alta, eso sí, negándonos a mirar hacia abajo,
escalando sin cuerdas ni mecanismos de defensa... para luego sufrir en el agonizante descenso al suelo...
También puede (supongo), ser salvador...
Pero éste no es el caso..
 
 
(Hay algún que otro relato destacable, pero ninguno comparado a la triste época del triste pueblo donde se desarrolla la triste historia del triste café propiedad de la triste Miss Amelia)
 
 
 
 
Mi voto: 8 
 
Cine;
-La balada del café triste (1991-EEUU) Simon Callow

 

 

















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