Algunos libros son leídos, otros devorados, poquísimos masticados y digeridos.
(Francis Bacon)

viernes, 3 de mayo de 2013

Los Topos - J. Torbado, M. Leguineche (4)

 
15. La topera de Béjar.
Ángel Blázquez: 20 años escondido.
Antolín Hernández: 17 años oculto.
Manuel Sánchez: 9 años oculto.
Etcétera...
 
-Cuando yo estaba en la cárcel de Béjar, un calabozo medieval que conservaba aún las argollas en las paredes, conocí a Juan Sánchez Benito, que por aquí llamaban "El Molinillo". Era un muchacho joven, de poco más de veinte años, muy inteligente, socialista. Él me contó parte de lo que le había ocurrido y otras gentes me contaron el resto. Este Juan Sánchez Benito estaba escondido en un desván de Pedro Martín, que lo protegía. Pero un día -esto sería al medio año o cosa así- lo descubre un falangista que vive en la trasera, cerca de allí; este falangista ya había matado a su cuñado, era un asesino. Juan Sánchez se da cuenta de lo que pasa, habla a Pedro Martín y a su madre y deciden salir del pueblo. Al día siguiente montan los dos, la madre y él, en un autobús, pero los falangistas ya están avisados y los siguen. La madre no había querido quedarse, decía que ella iba siempre con su hijo. Ya tenía la mujer sesenta y dos años. Se llamaba Cándida Benito Hernández. Bueno: Juan va mirando por las ventanillas del autobús y ve que el coche de los falangistas viene detrás. Se lo dice a su madre y en una curva, cuando había muchos árbloes, se tira en marcha y cae rodando por la cuneta sin que los de atrás se den cuenta. Llegan a Molinillo y los falangistas sacan las pistolas para esperarlo cuando baje del autobús. Y Juan Sánchez no baja, claro, porque no está. Ellos se ponen furiosos, cogen a la madre, la torturan y la suben a un camión que ya tenían lleno de gente para matar en Béjar, adonde la habían devuelto. Estaban furiosos, porque Juan Sánchez era una pieza codiciada; a pesar de ser obrero, era inteligente y ellos perseguían a toda persona inteligente...
Ya por la noche sacan el camión y van matando a la gente y tirándola a la cuneta. Cándida ve que matan a un padre con sus dos hijos, ve que matan a un cuñado suyo ya viejo, pero no dice nada. Los falangistas la dejan la última, pero no dice nada. Entonces la bajan, disparan y se van... Por la mañana unos chicos que cuidan ganado oyen unos lamentos, se acercan y ven a Cándida arratrándose todavía entre las hierbas. Los chicos avisan a Monforte, vienen los falangistas, la cogen y la meten en una casa  que hacía de cárcel en este pueblo. Allí prohíben que le den agua de beber o que le curen las heridas. Murió dos días más tarde. A Juan Sánchez lo cogieron poco después y urió en la cárcel de tuberculosis. Ya estaba casado y hoy vive su viuda, Maximina, aquí, en Béjar, con los dos hijos que él le dejó.
 
16. El último guerrillero.
Pablo Pérez Hidalgo. "Manolo el Rubio". 27 años oculto.
 
Un año y veinte días después de la muerte de Franco, el 9 de diciembre de 1976, la Guardia Civil detuvo en la serranía de Ronda a Pablo Pérez Hidalgo, el último guerrillero...
 
Habla Pablo;
Tengo un amigo que fue anarquista y que hace poco me advirtió de buena fe:
-Pablo, tú ahora lo que tienes que hacer, después de lo que has pasado, es no meterte en líos y olvidarte de la política.
¡Que fácil les resulta decir eso a los que ya no lo sienten! Antes llegué a estar metido hasta los ojos, después viví cuarenta años echado al monte y cuando llegue la hora, ¿me voy a quedar quieto, pasmado?
¿Que podemos ir al socialismo por una vía tranquila? Bien está. Eso quienes deben decidirlo son los jóvenes. Nosotros estamos ya licenciados y lo único que podemos hacer es ayudar a los jóvenes lo mejor que podamos. A mí me quedan las lecturas. Por cierto, ahora que ya no está prohibido, ¿podrían enviarme un ejemplar de "El Estado y la Revolución", de Lenin?
 
17. El topo azul.
Mabuel Corral Ortiz. (Loranca, Guadalajara) 1 año y varios meses escondido.
 
Fueron tres horas y media de marcha, a través del campo, con cuidado de evitar los caminos, salvo un trozo en que resultaba inevitable cruzar las carretera. Justo allí me encuentro con cuarenta o cincuenta individuos armados con escopetas y palos (eran de los "míos"). Yo iba desgreñado, sin afeitar, con barba muy cerrada, pero lo que es peor, sin salvoconducto.
-Salud, camarada.
-Salud.
-¿De dónde vienes, camarada?
-De Loranca.
-Pues en Loranca han matado a dieciocho fascistas.
Reaccioné en aquellas circunstancias de manera muy rara.
-No han matado a dieciocho fascistas, han matado a dieciocho hombres, mejor dicho a dieciséis, porque dos escaparon del pelotón...
 
18. El campeón y su hijo.
Protasio Montalvo. (Cercedilla, Madrid) 38 años escondido.
 
Durante un par de semanas, pues, Protasio habló a informadores de todo pelaje y exigió que se le pagara por ello; se dejó fotografiar por reporteros de medio mundo (incluso debajo de una cama para Newsweek) y exigió que se le pagara por ello. Su rostro lechoso, cortado por una larga boca oscura, apareció en televisión intentando sonreír, y luego pedía dinero a los cámaras y a los técnicos de sonido...
No sentía reparo en hablar del fascismo, de los caciques, de la victoria socialista... pero siempre que se pagara por sus palabras. Y lo más dramático es que no era él quien buscaba el dinero, sino su hijo, convertido de pronto en manager del hombre oculto, administrador de una nueva riqueza, superestrella del turbio firmamento político español. El anciano deseaba hablar a todo el mundo porque deseaba divulgar su historia a los cuatro vientos, una y otra vez, sin cansarse. Decía que su hijo le había dicho que tenía que cobrar, pero él mismo se olvidaba de hacerlo. Sin embargo, el hijo, de profesión taxista y constructor, con la sobervia de los políticos y la agresividad de los acomplejados, lo guardaba como un cancerbero y corría como un chambelán a pedir disculpas por el supuesto cansancio de su padre; "Ustedes deben comprender que en su estado...". "Se les irá llamando uno a uno". "No conviene que hable porque nadie sabe lo que puede ocurrir: la democracia está en el aire"... Después pedía cinco mil pesetas por una fotografía.
 
Hoy Protasio tiene sesenta y siete años y la mitad de ellos los ha pasado sin contacto con la sociedad, siendo como es muy sociable, desgranando una vida mediocre, asustada y mínima bajo el acoso de sucesos que ya el mundo ha venturosamente olvidado y de un hijo que desea para sí la gloria emanda de un hombre a quien no permitió la libertad de regresar cuando era oportuno al mundo de los verdaderamente vivos, si es que este término de "verdaderamente vivos" tiene algún sentido cuando lo referimos a los últimos cuarenta años de historia española.
A veces sus ojos azulencos y vidriosos examinan los alrededores como si buscasen el lugar de donde va a venir el golpe definitivo...
 
...
 
Quizá ahora que terminé con esta ardua tarea, entiendo un poco mejor el por qué no llegó a "gustarme" del todo el libro en sí, cuando lo leí y llegué a la última de las historias, tuve la sensación de que le faltaba profundidad a cada una de ellas... y creo que eso mismo me ha pasado a mí al colgar los fragmentos, pero me parecía injusto (como supongo que le pasaría a los autores) profunizar en unas historias y dejar otras de lado.
Cada historia es una herida, que cuando se publicó por primera vez en 1977 (y no antes debido a la censura), esas heridas aún sangraban;
"Ahora es echar a andar y una lágrima en el suelo
deja la tierra marcada por los pasos de este miedo.
 
Badajoz grita a los cuatro vientos desde sus calles
hasta la Plaza de Toros que no vuelva la sal
la piel de la memoria que la quieren dejar muda,
ciega, coja, sorda y rota."
(Letra del grupo Barricada, "La tierra está sorda")
 
Y no debemos mirar hacia otro lado, y no debemos taparnos los oídos, y no debemos dejar de llorar por cada una de las historias, porque como dijo Cicerón "los pueblos que olvidan su historia están condenados a repetirla"...
 
Y es que es necesario hablar de ello, desenterrar esa tan temida "memoria histórica", abrir y airear puertas y ventanas de ese "cuarto de atrás", porque estos "topos" no sólo nos hablan de su pasado trágico, no... Porque no se puede reprimir dolores y deudas que aún siguen aflorando, porque no se le puede negar a nadie querer enterrar dignamente a sus muertos, porque este país sigue estando lleno de cunetas...
Y es necesario vencer los efectos del miedo, de la vergüenza, del cansancio, del remordimiento...
Y era necesario vencer, sobre todo, el silencio y el desconocimiento y eso sí fue un acierto de los autores de este libro, porque nos muestran una realidad oculta y nos ofrece una imagen dramática de la realidad española de la posguerra, oculta de sí misma y exiliada interiormente.
Estos "topos" bien podrían ser la metáfora de la propia memoria española de aquellos años; perseguida, encubierta, sepultada...
 
Las historias que más me conmovieron, fueron; la de "El novelista cobarde" y esta última de Protasio, "El campeón y su hijo", supongo que porque parece que no tuvieron bastante con su fatalidad durante los años de encierro, de soledad, sino que al salir siguieron sufriendo de mano de quienes gracias a ellos vinieron a la vida. Náuseas me provocó sobre todo éste último mal hijo...
También (menos mal) a lo largo de estas vidas que debieron ser otras, vemos el lado opuesto, como las hermanas de Pedro Perdomo, o el padre de Miguelico "Perdiz", por poner algún ejemplo. Y cómo no, la de las mujeres de muchos de los protagonistas.
 
El libro viene acompañado de los rostros de algunos de ellos, que durante su lectura miraba una y otra vez, eran personas, da igual del bando que fueran, hay que abrir los ojos, agudizar los oídos, ponerse en su piel, entender que errores cometemos todos, entender que no por esconderlos desaparecen...
 
Y aprender y des-aprender...
 
Mi voto ("literariamente" hablando): 6
 
Cine;
-30 años de oscuridad. (2011, España) Manuel H. Martín. (8)
 
 
 
 

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